PARA SALIR DEL LABERINTO

poema de Esteban Benda

Las manos blancas te dieron
el cordel de hilo de oro,
ante tus ojos audaces
una espada para la sangre.

Llegaste al centro del laberinto
donde el Minotauro existía.
Vas a desandar los recintos,
saldrás adonde te esperan

las manos, tan blancas,
albas de Ella.