PENSANDO EN TI

Pensado en ti

Los fríos brazos del viento se apoderan de mi cuerpo, presurosos espantan de mi sueño al señor Morfeo.

Mis cansados parpados niegan darle cobijo a mi mirada.
Mil días con sus noches caen ante ella, pretenden hurtar esa imagen heredada, ¡dejándome a la deriva con mi solitaria vida!

Pensando en ti, mis suspiros escapan de mi boca,
pensando en ti, mi pensamiento anhela llegar a tus oídos.
Pensado en ti, pensando en ti... ¿Pensaras tu en mi?

Pensando en ti, deseo con locura la llegada de la señora noche y así ver pasar una vez más sobre esos cielos a nuestra estrellas fugas. Pensando en ti le pido el mismo deseo.

Pensando en ti, descubro que mis brazos se encuentran vacíos;
pensando en ti les hago una promesa, ¡jamás exiliar de ellos las cálidas formas de tu cuerpo!

No dejar morir este amor, es pensar en ti.
Alimentarlo diariamente con aquellas añejas vivencias, es pensar en ti.
¿Pensaras desde tú cielo en mí?

¡No deseo dormir, no deseo soñar; no deseo recordar del porque alguna vez nos teníamos que separar.

¡Pensando en ti, respiro y existo!
Me alimento de nuestra entrañable historia y me aferró a ella, atento a la espera de tu probable despertar.

Debido a tu repentina partida, en guardián de tu fría morada me he convertido.

Pensando en ti busco la manera de llegar a donde habita tu lama,
pensando en ti extermino los parásitos que constantemente corrompen tu piel helada; pensando en ti, ¿Pensaras aun en mí?

Las lágrimas se apoderan constantemente de mis ojos.
Compadecidas por mis agrietados labios intentan humedecerlos, pero únicamente logran que mi boca recuerde lo sedienta que se encuentra debido a la ausencia de tus carnosos labios que le saciaban con infinidad de besos.

Un cálido aliento recorre mi olfato, ¡Ese no es del frio viento!
Es el susurro de un te amo que hace eco en mis oídos ubicándome en mi triste realidad y sé que aun sueño despierto, que la cordura ha dejado de ser mi amiga.
Pensando en ti, sin pensar ni siquiera ya en mí.

Aunque los huesos de tu cuerpo logren escapar de tu carcomida piel,
¡no te olvidare!

Mi mirada seguirá fiel al recuerdo de tus tiernas facciones.

Mi mente no claudicara.
Ella seguirá pensando en ti, ¿pensaras tú en mí?...
¡Así como ella sigue pensando en ti!

Autor: Mario César Palma G.
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