LA ESTRELLA DE SU VIDA

La estrella de su vida

El sol resignado ya duerme…una vez más la brillante damisela le exige el lugar que le corresponde dentro de estas cortas noches. Triste se encuentra ya que su amado ha desaparecido de este bajo cielo.

Los graznidos de los albatros narran los sucesos de su actual amor herrado.

Lloran los cielos ante la tristeza de esos dos enamorados.
¡Alevosamente han sido separados!

Ese llanto desborda las olas.
Furiosas devoran cualquier vestigio de ese amor que ha sido ocultado de tu vista.

¡Los ruiseñores tristes enmudecen su dulce canto!

Nadie canta ya sobre ese momento, cuando la luna surgió y amo mi cuerpo.
Ese momento que fue escrito en este poema que nadie comprende. Es debido a lo complejo de su lenguaje, lenguaje grabado sobre esta gran piedra y que el altanero océano pretende deslavar con su feroz saliva.

Los grillos callan, se encuentran a la espera de que el conjuro ceda, que los ruiseñores y albatros canten junto a ello. En ese momento cuando mi cuerpo sea descubierto por los ojos de la brillante luna.

Que ella por fin sepa quien ha conspirado robándome los momentos en que su corazón me amo.
Esos momentos que fueron resguardados por las olas del grandioso océano.

Titán permitió que sus celos gobernaran su voluntad. Enfurecido por el nuevo amor de la princesa de las estrellas, transformo a mi cuerpo en un ente poroso.

Divertido él, se encuentra observando el constante llanto que cae sobre el cuerpo de su extenso hermano océano. Es de aquella princesa, que tiste brilla sobre el firmamento en espera de que su amado reaparezca.

El sol surge en cada despertar del mañana, con pena envía a la brillante princesa hacia el lado más oscuro del universo.

Compadecido del llanto de su hermana gemela, se siente obsoleto ya que no puede él cambiar los designios de su padre el universo. Furioso remonta los cielos cegando la vista de océano.

Las olas, hijas pequeñas de océano, se retiran a dormitar dejando al descubierto la mitad de lo que alguna vez fue mi rostro. Ellas se llevan sus arenas, liberan de momentos parte de lo que fue mi cuerpo.

Al reaparecer la princesa de las estrellas, esas partes de mi antiguo cuerpo son nuevamente sepultados por las olas, que cresen y vomitan sobre mí, a sus finas arenas.

Tu reflejo ante los días huye, pero triste me hereda su nostalgia, nostalgia que acrecienta mi impotencia, al no tocarte ya más.

Mis manos anhelan el contacto de tu rostro, pero aun siguen bajo el conjuro que recayó sobre mi vida. Transformo a mi piel en roca y a mi ser privo de movimientos; ¡fue mi castigo por atreverme a degustar de tu bello cuerpo!

Mis sentimientos fueron exiliados… ¡Forzados duermen!
Despiertan cada veinte mil siglos, cuando tú mi amada luna se torna brillosa dejando de ser roja. Es ahí donde el sueño te aprisiona perdiendo de un solo suspiro, la oportunidad de reencontrarme.

El señor de los tiempos cansado de esta maldición, no permite que mi memoria desfallezca ante sus constantes pasos. Pero por más que quiero gritarte que yo no te olvidado, esta roca encierra mi fuerte voz y ya jamás soy escuchado.

Desde tiempos inmemorables me encuentro en este bajo cielo, cubierto de estas infinitas arenas, a la espera de que me reconozcas y me salves.

Las furiosas olas intentan llevarme en el momento en que tu regordete cuerpo se proyecta en el lado norte de esta gran roca. Ellas intervienen para que en cada noche tú no me encuentres, mi brillante princesa.

Por inseguridades de Titán, su hermano océano, resguarda a mi cuerpo en aquellas noches,
cuando la brillante princesa triste asoma en los cielos pronunciando repetitivamente mi nombre.

Obsesiva o tal vez enloquecida por mi ausencia, su mirada desprecia aquel pedazo de piedra que sobresale de las legendarias arenas. En su desesperación, le odia por creer que el usurpa mi lugar ante su momento de surgir.

Aun celoso de nuestro amor, Titán siempre anhela que tu cuerpo brilloso no deje de reflejarse sobre su extenso hermano océano. Son sus temores de que me encuentres y no regreses más a él.

Titán, aprovechando tú soledad, exige a océano que sus profundas entrañas digieran por completo a ese cuerpo rocoso. El no perderá tiempo, ni esperara más para que la brillante princesa de las estrellas le ame únicamente a él.

Son esas cristalinas aguas que no dejan de proyectar la forma brillante de princesa de las estrellas. Pero algún día su gran vanidad le traicionara y le recordará, que antes de que ella descubriera y amara a mi cuerpo en este bajo cielo.

Titán era ya su primer amor y desde entonces esta damisela brillante nunca dejo de ser para él...¡La estrella de su vida!

Autor: Mario César Palma G.
Derechos Reservados.

Comentarios & Opiniones

Lorena Rioseco Palacios

Lúdicas letras danzan por océanos y astros ,miles de estrellas a tu vida querido hechicerodedragones y un fraternal abrazo!!

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Estrategia del escorpión

Esto esta a otro nivel, merece varias relecturas y ser interiorizado hasta lograr que cobrar vida en la mente del lector. FELICITACIONES.

Critica: 
Hechicero de Dragones

Lorena Rioseco. Gracias por tus porras. Abrazos afectuosos.

Critica: 
Hechicero de Dragones

Estrategia del Escorpión. Te agradezco tus comentarios. Saludos afectuosos.

Critica: 
La Dama Azul

Un obra con buena estructura y claras líneas
"El sol resignado ya duerme.
Una vez más la brillante damisela le exige el lugar que le corresponde en esta corta noche."
Reciba saludos cordiales

Critica: 
Hechicero de Dragones

Te agardezco tus lindas palabras de aliento para seguir escribiendo Gabriela Ponce LS. Saludos cordiales.

Critica: 

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