ESPIANDO

Espiando

Recostado en la cama espío desde mi ventana a este cielo que envidioso hoy no muestra ya su desnudez. Egoísta oculta su pecho formado por todas esas estrellas que ayer eran mis únicas compañeras ante la soledad de mí eterna espera.

El únicamente deja ver su incolora capa impregnada de amargura, misma que no permite que la figura de la diosa luna se refleje una vez más dentro de mi mirada.

Espiando a los cielos con infinito dolor confirmo que tan lejos estamos.

Tu existes más allá de las nubes y yo... yo perezco sobre esta tierra que insistente devora mi carne, ¡pero jamás engulle mi anhelo!

Las letras de los múltiples epitafios permiten aún leer a todo ser, el reclamo por un pasado, pasado por el que mantengo abiertas las puertas del mismo presente; presente con el que justifico ante el tiempo el porqué de mi eternas reencarnaciones aspirando a un probable futuro a tu lado.

La realidad de estas horas ríe irónica, me echa en cara que solo migajas de un tal vez me puede dar a degustar.

Difícilmente mis suspiros sobreviven ante el fuerte aliento de la soledad. Soledad al estar sin ti,
sin esos besos tuyos, sin tus palabras que llenen a mis oídos de un te amo; sin que mi lengua nunca descubra el sabor de tu piel.

Espiando noches aún deseo que el destino una mis pasos al principio de tu camino, que la casualidad te traiga en el despertar de mi mirada; que el viento regale a mi cuerpo todas las caricias que surjan de esas suaves manos al adquirir tus dedos su primer movimiento.

Al concluir la noche lo único que me trae es una inmensa melancolía, melancolía que me hace percibir como el sol que día tras día renace, es exiliado rápidamente por este horizonte. Sin permitirle a sus tardes liberarse de los brazos de la precoz noche.

Tu cálido aliento aún no se presenta para alimentar a mi hambriento olfato, ni tampoco tu presencia acude en el renacer de mi ser; ni tú momento es mío aún cuando el exilio recibe mi alma que vagando tal vez sea ya capturada por mis prometidas vidas.

¿Qué noche despertaran tus caricias tibias a mis sensaciones?
¡No será en esta mañana cuando mis besos intentan regalarse a la nada!
¿Cuándo estarás para velar los restos de mis futuras realidades?
¿Acaso cuando la soledad les incinere?
Únicamente nostalgias responden y se aferran besando mí suspirar. Mientras mis lágrimas fueles a mis sollozos me hacen compañía.
Las fugaces compadecidas de mi tristeza pasan y con su luz acarician mis mechones plateados.
En esta ocasión no me piden paciencia ante los miles de deseos que les he solicitado y que me han negado. Esos deseos se amalgaman en uno sólo:
yo...tú amor,
tu...mi amor.
Juntos en una vida que no entrelace jamás la costumbre, ni se aferre a ella está serial soledad.
Espiando noches aún confío que tú, en alguna de mis vidas estarás amándome, sin pensar siquiera en abandonar a tu único amor que soy y seré siempre yo.

Autor:Mario César Palma G.
Derechos Reservados

Comentarios & Opiniones

María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Magnífico escrito, pleno de imágenes y excelente léxico. Me atrapó el ritmo y la melancolía. Gran placer pasar. Saludos.

Critica: 
Hechicero de Dragones

Muchas gracias por tus comentarios acmala cmala, es un placer que me leas. Bendiciones.

Critica: 
OFLODA AROMAZ

Simplemente hay personas sensibles, mas que otras, la sensibilidad es una de tus personalidades tan grandes y dones que tienes en esta vida amigo, Gracias por tener tan gran talento.

Critica: 
Hechicero de Dragones

Muchas gracias amigo OFLODA, te mando abrazos

Critica: 

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