Un cuadro en la cocina adorna la pared,
siendo yo chiquito, mi abuelo lo colgó.
Llegaba en la tarde buscando la tripa llenar,
ambos nos sentábamos junto al calor del hogar.
A veces había castañas, otras solo pan,
con aceite y ajo untado delicia del paladar.
Yo miraba aquel cuadro,
me embargaba plenitud.
Soñaba despierto con tan delicioso manjar.