Dosis de Inspiro

Pregunte: ¿qué haces?
me respondió: escribiendo
y por no preguntar que escribías,
sólo le dije:
ojalá un día yo llegué,
a inspirarte en algo.
Y hoy,
cómo quien no quiere la cosa,
pensé decirle:
y si ese día llegasé,
que escribirías sobre mí.
Que sentimiento cubriría tu pluma,
que secretos esconderías,
que te motivaría,
por qué no lo harías,
a que tanto me temes...
por que tanta ironía,
y tanta cobardía.
Si es rabia lo que sientes,
acaba y dimelo,
yo me hiría a perderme entre las fantasías,
a rogar día a día,
por olvidarte para siempre.
Y si fuera otro sentimiento
del que padeces.
Que harías,
sino correr al único refugio
donde nadie alberga ya nada,
donde hay un corazón duro
y un alma errada.
Donde el espacio es mustio,
donde la soledad se siente infinita,
alli donde se espera recibir
el más sólido , lleno de albedrío
de los abrazos anhelados,
de los sueños dormidos.
Es alli en una prisión,
donde a muerto el amor,
y es allí donde espero
encarcelar tu corazón,
hasta que muera de pasión,
junto al mío.
Tranquilo...
no perecerá de frío,
ni de angustías,
ni de miedos,
ni de sed, y menos de hambre,
pues será la saciedad de mis pleagarias,
que lo cubra con mi aliento,
con mi carne y con mi verbo,
y lo cobije en la tempestad,
y lo cuide en la tristeza,
y le enseñe la importancia de la verdad,
la gracia de caminar sin frialdad,
el poder de perdonar,
y lo indeterminable de amar.
La idiosincracia
de mi Ser,
y la gran fuerza
de mi palabra
que estremezca cada fibra
de tu piel.