Tras una máscara
poema de Consuelo-Arinelle

Esa máscara siempre fue su prisión.
Dejó de ser ella misma,
olvidó quién era
y solo quiso dejar ir su vida.
Pero aquella luna que compartió
un dulce con ella
le dio esperanza.
Le habían robado lo poco
que sentía verdaderamente suyo,
pues lo había conseguido
a través de sus propias heridas y sangre.
Ella quería recuperar su vida
y empezó a seguir a esa luna
que, con su brillo,
le permitió retomar el camino.
Sin embargo, su querida luna
descubrió aquella verdad
que ella no se atrevía a revelar.
Ya no tenía aliados,
estaba sola,
pero se haría más fuerte.
Y aunque su luna no la quisiera cerca,
ella lo observaría de lejos,
procurando proteger su vida,
aun a costa de la suya.





