Adagio

poema de Marc Sil

Adagio K 382 de Mozart
Si el tiempo se parara quisiera enamorarme
y aguardar las estrellas descuidado junto a ti
buscarían tus labios mis labios en la tarde
y la ropa quedaría sin vida a nuestros pies.
La brisa soñaría entre los árboles del parque
y el ocaso echaría sus campanas a volar,
tus palabras en las mías enredadas bailarían
como los dedos blancos del pianista cautivado.
Todos los estanques querrían abrazarnos
porque nuestro amor sería tan hermoso
como los sueños de un niño del cielo.
Y quizás una tarde una corriente poderosa,
un aliento en el aire, un viento nos llevara
allá donde el recuerdo siempre queda.