Peticiones a la luna

La tercera noche, tu de pie pidiéndome que te ayudará con una sonrisa que de tal magia me hacía volar, vestias ese polo, que por casualidad curiosamente llevaste pasadas horas y un curioso delantal.

Yo encantada de ayudar, hacía grata la tarea de desatar tu delantal, más con presura para que nadie me ayudara, a deshacer los nudos que unian la tela a tu espalda sin igual.

Y entonces ries conmigo, me miras y a sabiendas que no debieras, me robas un dulce beso que me introduce al calido sabor de tu saliba y tu bondad.

Me recreo en tu tercer beso, pero este es distinto hay calidez y tanta y tanta paz.

Y pasa la noche y te encuentro en el despertar real y observo como tu lengua dedicas maestros movimientos al cigarro, que solo puedo envidiar.

Cuarta noche, luna abandona mi humanidad, esta vez quiero ser papel en su mano, para que despacio pruebe mi sabor, me abandone a su tacto y a bocanadas me arranqué de mi ser ya.