Sucedió así.

Tiempo se volvió perdón.

Había una medusa inmortal
varada en la playa.

Murmullo habitaba en la almohada
pero se volvió imaginación
cuando lo tratamos de agarrar.

Balanza tenía tatuado
en uno de sus brazos nombres
y excentricidad en el otro.

Había una sola copa de vino
y varias migas de pan.

Había un balancín
sin una de las sillas.

Mimo estaba en feria
y feriaba mimos.

Equívocos convidaba
pero estaban amargos
los tomabamos a sorbos
los colamos
y sabían ahora a moraleja.

Había una lluvia de magos
que causaban amagos de lluvia.

Un borrón se cortó
el cabello y pidió la cuenta.

Inédito finalmente fue publicado.

El amor olisqueó en la tierra,
escarbó y desenterró
a un soterrado resentimiento
se lo llevo en la boca y lo desterró.

Circunspección fue reclutado
y dio tantas vueltas
que se exasperó.

Los pretéritos inperfectos
se aunaban y sacaban fuerzas
de donde no tenían.

Mármol estaba incolumne
como un roble.
Pero al acercarnos
era mechón.

Elección llevaba un vestido
y bailaba un vals trillado.

Pese a la carestía,
una última moneda se atoró
en la máquina de luz
del lado oscuro de la luna.
El hombre lobo nunca más
se transformó.

Mirada sólo era un nido.

Un rol se quedo sin silla
y le tocó cambiarse de puesto.

Entonces
ese día no tenía ton ni son.

Terruño se quejaba pues
no lo llamaban seguido.

Un paisaje se baño
se limpió el camino
de mensajes en la botella
de fraternidad.

Absoluto y relativo
jugaban un partido
con tiempo y destino.
Dios observaba atento
mientras usaba
una camiseta que decía
lógica del deseo.

Ínfula se volvió hertitaña
en su territorio insular.

Una puerta se cerró de súbito
y no dejo entrar al viento de cambio.

Celular detestaba
su cámara frontal.

Hipocresía efervesció en alabanza
y le dio un brote de generosidad.

Plegaria mostró sus alas desplegadas.

Había un meneo
canino sin cola.

Alisios divagaban
en el elíseo tríptico.

Marea sacó a flote
frases enredadas con matices.

Nariz se estiraba
y se colocaba una filigrana.

Se reunió de nuevo
una familia de parafraseos
cantaban falsetes
hasta que rompieron el llanto

Sirvieron memoria episódica
y a la postre orgullo.
Todos se regocijaron.

Filosofía se disfrazó
de buitre con una camiseta negra
que tenía de lema
estampado un famoso dilema.

Esperanza sobrevivía
a la tormenta a duras penas.

Tramontar se bajó del caballo
pues no vió a peligro.

El silencio estaba
más hermoso que nunca.

Cogieron a la distancia
de anestesia.

La muerte tiró otra vez el ramo.

Verdad se atrevía y se lanzaban al ruedo
pero los secretos se ponian en guardia.

Domino se volvió dominó
y cerró el juego con doble nada.

Perseguimos al calendario
pero se fue batiendo las hojas.

Dejaron abierta
la puerta al corral de ritos
y se escaparon
por la puerta de enfrente,
pero fueron capturados por un vecino.

Pato lo trajeron a colación.

Ambición recogió la barca
derruida con varios remos
y la dividió.
La vendió por chatarra
rompió los remos menos uno,
al cual dejó sin nada
para que contara el cuento.

Negro se volvió hollín
e hizo humo en las miradas.

Un rayo de sol
iba de la mano
de la tristeza
y lo devolvieron.
Pero se consiguió al frío
y lo dejaron entrar.

Dolor no descrifraba
el nombre del juego
pero insistía martirizar
en partes del cuerpo
que no conocía antes.

Flor era media, sin su raíz.

Fotografía se acurrucaba
al lado de un corazón roto.

Alma tuvo una fisura espontanea,
le ofrecieron una fusión,
obviamente no quizo.
Pero amor en su afán de perpetuarse
dejo ingresar al egoísmo y la convenció.

Baliza recibió una paliza
y se convirtió en serendipia.

Perpétuo vió un resplandor en el espejo,
lo atrapó y lo envaso en rutina.

Intrínseco pidio agua.

Paraíso era un precio irrisorio.

Remordimiento
volvió mueco de su destierro,
nadie lo reconocía.

Lágrima,
labró un camino en la curtida piel
y desquiciada enfiló hacia el sol.

Varias ideas no se alcanzaron
a orquestar
estaban desconcertadas.