La Quinta Ola

Nos creíamos los elegidos,
legítimos herederos de una parcela en un vasto universo
que nadie nos podía arrebatar,
pero entonces llegaron ellos, guerreros de otras latitudes
con el poder de mover sus naves con su cerebro,
seres diferentes, sin alma ni conciencia,
o al menos sin miedo a un dios
a quien rendir cuentas por sus muertos,
nada distinto a nuestros tiempos misioneros
cuando en el nombre de la civilización sometimos a otros pueblos
al grito de sumisión o exterminio.

Aquel día conocimos la cara del miedo,
a qué sabe el dolor en un cuerpo que se queda sin sentidos,
fuimos testigos de la agonía de un cielo que se abría en dos
y como por la brecha del tiempo
se escapaba el último suspiro de un mundo herido y sin remedio,
así fue como nos quedamos sin tierra para rezar por nuestros antepasados
y sin hogar para alimentar a nuestros hijos.
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