DORMIR

DORMIR
Me queda dormir,
esperar que el tiempo me olvide,
que pase de mi.
Que no me vea bajo este edredón,
con el que evito el frío de la aceptación.
Me dormiré sin conformarme con lo inaceptable,
porque me sé al borde de la furia,
al borde del grito para nada,
y he tenido que encerrar mi voluntad,
en la prisión de la cordura más miserable.
He llegado a ser invisible,
yo, que pagué el más alto de los precios
para que me viesen,
para que supieran que existía.
En ocasiones el destino nos escupe en la cara,
y apenas nos queda el envés de la mano,
para limpiarnos el insulto.
Ni aprendí pese al castigo,
ni aprenderé,
no dejaré de ser una inculta de lo correcto,
de lo que la sociedad me impone,
de mi propio escarnio,
porque a fin y la postre,
han ganado "los otros".
Esos que no se movieron,
los que "salen siempre en la foto familiar"
los prudentes,
los buenos ciudadanos,
de normas aceptadas y serias costumbres.
Alguien me dijo que me quedaría sola,
pero no es la soledad lo que me hiere,
pese a lo que crean o digan.
Lo malo es la mentira
que se esconde tras esa normalidad que me aísla,
bajo esta colcha que no me quita el frío,
ni las ganas de dormirme para siempre.
mabel escribano
d.r.
imagen; Google