Te vas

Vente con ella,
acompáñanos,
desvístela,
bésala, tócala,

muérdela en la espalda,
en el mismo lugar que solía morderte,
ahí, muy arriba, cerca de la fragancia de vainilla…
no tan al cuello, que gritas

bésame, tócame,
acompáñanos,
desvístete,
bésame también,

no muerdas, aráñame,
¿aún recuerdas?,
te lo grito,
¡¡¡¡en la espalda!!!!

poco, poco, lento, sin apuros
abre, un poco más, como antes,
como hoy en la mañana, a tu orilla,
por tu borde, como a la brisa de mar

¿te vas?,
¿segura?
yo creo que no, hueles a uva,
¿quieres que te coma?
¿qué muerda tus pezones?

no hemos terminado,
solo comenzaba a frotar mis manos,
a calentarte el otoño y quizás el invierno,
de ahí, quien se va soy yo,

con ella me voy,
a ti, te dejo,
con ella y su sabor a kiwi, me marcho
con sabor a piel salada,
con el sudor que corre por su espalda,
con el grito de mi nombre y el tirar de mis cabellos,

a ella, me la llevo, lejos de ti
distante de tu crueldad,
de tu desnudes,
de tu humedad sin poder olerte,
del sabor en las puntas de mis dedos

adiós, toma la distancia,
toma las agujas del reloj y vístetelas,
sacude el tiempo, cuanta los granos de arena
y guarda el recuerdo de aquella noche de lluvia,
de aquella noche de infinitas tempestades,
de una noche obscura,
en donde solo podía ver tu ropa interior,
en donde me susurraste el nombre de la muerte,
me lloraste tu pena,
me advertirse del precio de una segunda noche,
de tocarnos nuevamente,
a jadearnos uno al otro,
boca a boca,
grito a grito,
agotados.

de cuando…

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