Fresa con Chocolate

Es en el principio la triste semilla marchita
sentada sobre caballones protectores
de las corrientes que la acecharían.
Al otro lado, es cambio de mercaderes
Sin expectar ser fruto que codiciarían.

Una, prefiere el fin del invierno para la vida abrazar,
y abrirse paso desafiante a la naturaleza.
El otro, luego de ser floridamente adornado,
cual si negara su innegable realeza
hace de su legado, fálicos objetos colgados.

La eficiencia de su obra es caracterizada
por la silueta del corazón mas puro,
y espera algún día ser galardonada.
Él, ajeno a su dulce destino prematuro,
flotó por el mundo como alma enajenada.

Se convierte en la mejor de las acompañantes
que llena de flores el gusto del comensal.
La luz por fin lo alcanza y se puede fijar
en toda la grandeza con sabor sin igual,
que hasta al más duro hace palpitar.

Bendita eres de entre todas las amalgamas
de forma, esencia, belleza y degustación,
cuando Cupido tu historia ha rescrito.
Aposté a lo más alto de la ostentación
queriéndonos transformarnos en mito.

Tú, la dulce fresa de la arboleda
que refresca con su simple presencia.
Yo, el chocolate fundido que espera
a tu entorno regalarle la congruencia
de inigualables sabores de primavera