Centralia

poema de Luis Ullán

Rondaba la extraña presencia
una caja de oro y flores,
y yo guardaba en viejos libros
aquellos negros colores:

Uno por cada broche maldito.
Dos por cada noche en el limbo.
Tres por el sueño infinito
que dio la botella de noche.
Cuatro por solo acordarme
de Cenicienta en su laberinto,
de Romeo matando la tarde.
De la Tierra Baldía y lo enfermizo
de un otoño lleno de flores.

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