Fe…

Fe, quizás un día la tuve
O la tenga muy oculta bajo mi piel;
Muy dentro de mí, en lo más recóndito
De mi corazón.

Me pregunto para qué me sirve ahora
Que me encuentro en la cuerda floja,
De mi cordura y mi locura;
Cuando se me escapa el alma.

La fe de un proscrito de lo recurrente
De la vil cotidianeidad dela socialité,
De tú y yo; del pan de cada día, del
Uno más uno no es igual a dos.

Fe de un Dios que no veo y presumo
De él, por amor; exceso o falta.
¡En que puedo creer! si ahora no creo
Ni en mí mismo.

Aunque por otro lado
Jamás he tenido fe, por completo en mí
Y solo la risa burlona en la concepción
De mi pecado, aparece cruel al final.

No sé si he estado ciego,
Si me he quitado la venda de los ojos;
Si sigo en el letargo de mis sueños,
Si estoy vivo o muerto.

Fe en creer, que creo…