ENTRE LAS SOMBRAS DE LA NOCHE

Entre las sombras de la noche, las oscuras
siluetas de unas mujeres marcadas por la
violencia más atroz… Sus ojos, reflejando
una honda tristeza, parecen cristales rotos;
sus almas, malheridas, se visten de fría
escarcha.

En cada paso cauteloso, en cada suspiro
entrecortado, nos muestran sus visibles
cicatrices. Otras, las más hondas, yacen en
lo profundo. Sus cuerpos, su almas, han sido
campo de batalla, sufren en silencio un dolor
que nunca buscaron.

Encadenadas a un destino desgraciado,
soportan golpes, desprecio, injusticia y
un miedo constante. Mujeres fuertes,
valientes, que buscan una salida y anhelan
escapar del abismo, vivir sin ser
sojuzgadas…

¡Basta ya de lágrimas derramadas en
soledad, de acallar esos gritos que
retumban en ahítos pechos! ¡Es tiempo
de alzar la voz, de romper tan pesadas
cadenas, de ofrecerles un mundo
seguro donde puedan tener
una vida digna!

¡Mujeres maltratadas…!

No estáis solas.

En vuestra lucha, una red de apoyo se
extiende, cada vez más y más densa,
sostenida por manos amigas que quieren
aliviar vuestro dolor, ayudaros a sanar las
heridas que tan violenta y arteramente
se adueñaron de vuestra casa…

¡No más excusas, no más indiferencia, es
hora de cambiar el rumbo de la historia!
Porque cada mujer merece amor y respeto.
Inculquemos en todos los corazones el más
absoluto desprecio que se merece el trato
vejatorio.

Con nuestros labios,
con nuestros versos,
con nuestros hechos, luchemos
para detener a esos cobardes que,
aprovechándose de su fuerza, se creen los
amos de una mujer —viejos machos
dominadores— y se niegan a asumir
que el arte de las emociones ha de regirse
por el respeto y la igualdad.