La barca errante
Son las ocho, la mesa y los recuerdos
Le dan larga vida a esta noche fría.
Las hojas se van con el invierno y yo
No he olvidado aquella vez que mis labios
En tu rostro contemplaron tu partida.
Estoy encerrado en un mundo aparte,
Lejos de ti, dentro de mí, lejos de existir…
A veces parece que alguien pasa
Pero solo es el delirio de los árboles
Que tiritan bajo el cielo de tu creación.
Si pudieras tenerme en tus brazos,
Dormiría tranquilo como un niño.
Y en tu regazo, haría de ti mi sepultura.
Podría acercar mi voz a tu hermosura,
Atraparte y encerrarte en mi memoria.
Pero en la soledad de esta fantasía
He construido en tu ausencia otra salida.
Mi embarcación navega sin destino,
No hay puerto que espere mi llegada,
No hay estación, ni poeta, ni mujer amada.