Ataujía y espetón

La confesión del ser apasionado
debe surcar el orden infinito…
porque constituyes beso no dado,
tórrido poema jamás escrito.
.
Eres reverberación anhelada
y comentario pertinaz al viento.
Ataujía vieja, feroz espada;
sepia pasión, de ti vivo sediento.
.
Sahumerio tácito que me desquicia,
sensatez que mi placer enloquece.
Antigua, lejana, febril caricia.
¡Vives!, mientras el poeta fallece.
.
Imagino tu piel sobre la mía,
provocando que mi sexo lucubre;
se prepara la voluntad impía
para rasgar el manto que te cubre.