BREVE RESEÑA DE LA VIDA DE JACINTO LÁRIZ

Según la elite porteña nos relata,
Jacinto Láriz fue un ladrón y un loco,
un déspota y, por si esto fuera poco,
Gobernador del Río de la Plata.
También fue un libertino. Más no intenta
Juzgar este poema sus bondades.
Allá en el Inframundo, allá en el Hades,
Lo han hecho ya, según Platón nos cuenta.
Temí que su enajenación violenta
Neutralizara todos sus aciertos,
Invalidara al hombre que hoy convierto,
En personaje digno de la imprenta.
Me niego a reducir a una optimista
Y colorida fábula su vida.
A la superficial, la entretenida,
Y acostumbrada nota amarillista.
Por eso y respetando mi objetivo
Mi pluma imaginaria se acomete
A trasladarse al siglo diecisiete,
Donde Jacinto Láriz, aún está vivo.
La imagen del gobernador orate,
Empieza cuando llega tarde a misa.
Propone que el sermón se lea deprisa,
Y en vez de vino exige chocolate.
Obliga a despojar al sacerdote
De todo lujo que no concordase
Con la humildad de Cristo. El desenlace,
Hará que la homilía se alborote.
Sotana, y alzacuello, estola y paño,
Casulla y alba, hábito, Manteo,
Desnudo como el Dios de los hebreos.
Quedó aquel cura frente a su rebaño.
Blasfemia y duro golpe a la moral
De Cristo y de la Iglesia. Redactó
El arzobispo cuando excomulgó
A aquel gobernador poco normal.
Querello a usted, civil como penal,
Por corromper la paz de nuestros fieles.
Por confundir santuarios con burdeles.
Y lo declaro un Vástago del Mal.
Su fama raudamente se oscurece
Al desoír demandas del pudiente.
Hay que impedir que su poder aumente,
Damnificando nuestros intereses.
¡Debe ponerle freno a sus impuestos!
Le reclamaba al Rey la elite porteña.
¿Trastorno, alienación, esquizofrenia,
O la ecuanimidad de un hombre honesto?
Un último incidente se ha obstinado
En defender la insania de Jacinto.
Este dilema no será distinto,
a lo que previamente fue narrado.
El episodio trágico refiere
A una mesa de truques y un garito,
Un martillo, un burdel, un par de gritos,
Un asesino y alguien que se muere.
Cuando Jacinto destrozó la mesa
Para evitar más juegos ilegales,
El dueño de la casa, un tal González,
Ya le partía un fierro en la cabeza.
Así concluye esta reseña ingrata,
De Don Jacinto Láriz, hombre audaz
Loco, violento, déspota, además,
Gobernador del Río de la Plata.
LUCIANO CAVIDO

Comentarios & Opiniones

Xio

Muchas aristas adornaron la vida de Don Jacinto Láriz, todas ellas descrita de una forma amena, entretenida que has logrado la lectura sea atrapante, un placer Luciano, feliz día por Argentina.

Critica: 
Gis

Una cautivadora lectura, la historia contada de una manera muy grata, un placer al leer. Abrazos

Critica: