A qué juegas

Acabo de darme cuenta
porque ya he querido

No eres la mujer de mi vida
ni la mujer del tiempo que desees pasar conmigo

Eres ella,
mi musa.

Lo supe desde la primera vez que te vi.
No he podido darle forma, porque no se me da bien construir.
Pero eres ella.
Por eso eres tanto poesía y tantas ganas.
Por eso me enciendes y me dibujas y me coloreas
y cuando te da la gana
me apagas y me mandas a la mierda.
Quizás yo lo único que saque en claro de esto es que quiero escribir
te por todo el cuerpo
sobre toda tú.

No eres lo que más he querido, eres lo que más he escrito.
Por eso eres tú y siempre has sido tú
Porque me enamoré de mi musa y en aquel momento supe que había perdido
la razón, la cordura y todo el tiempo del mundo
pero gané tantas palabras y emociones
que se me hizo imposible no desearte
cada átomo
no querer probarte
en cada bocado
para poder escribir mucho más tarde
a qué sabes
en qué sueñas
a qué juegas.

Sigo queriéndote a mi lado
porque dueles
y jamás he conocido un dolor que hable tanto

Sigo queriéndote a mi lado
porque vives
y, joder, no te imaginas cuantas cosas puedo escribir sobre ello

Antes, todavía no conocía tu maldad
Ahora que he olido hasta tus bragas y me he tragado tus insultos en un intento de parecer
normal
sé que eres más musa cuanto más te desnudo
cuanto más me destrozas
cuanto más te repito que te quiero
cuanto más me esquivas

Ahora que me has pudrido
he aprendido a alimentarme de todo aquello
que tocas
y muere

Eres el libro de poesía más devastador que he leído
y escrito
a la vez.