Sangre
poema de Leo Albanell
Mientras tanto salvaremos el silencio en principios ajenos y en valijas propias. Al oeste como siempre cae la noche y las almejas se sumerjen en la arena blanca una vez mas, en esas playas cuyo nombre les chupa un reverendo huevo
Al este nosotros sangramos como anguilas aturdidas, como trompas de elefante jalando corte, como especies que se extinguen con cada maldito y puto día de siempre
Te rodearás de inciensos que te ahuyenten el olor a mundo cremado, dibujarás mantras curativos con colores en simetria y nunca, nunca tendrás el rojo justo de la sangre que muere a tu costado




