Deseo
¿Por qué besas así mi frente? - dices,
mientras mi boca que no espera por razones
goza engreída de la textura de la piel de tu rostro.
¿Por qué te gusta acariciar mi cabello? - dices,
y es entonces que me dicen mis pasiones:
"Tómala del cuello y bésala poco a poco".
No me preguntes por razones, señorita.
Créeme que de saberlas te las diría:
Si supiera del deseo las razones exactas,
te las explicaría todas debajo de la manta.
Si conociera de la pasión toda la teoría,
te adoctrinaría hasta hacerla nuestra ideología:
Con energía nuestras almas y nuestros sexos
se enlazarían en medio de su manifiesto.
¿Podrías masajear mis hombritos? - preguntas,
¿Y cómo no hacerlo?, si mis manos no se aguantan
a tocarte en toda parte que haga falta.
¿Por qué hueles mi cuello? - preguntas,
pero ya sabes que tu olor me encanta
y que al sabor de tu piel no lo supera nada.
No hagas, preciosa, nuevamente esas preguntas,
solo ten en cuenta que completamente me gustas:
no quieras 'entender' las razones sino sentirlas
dispuestas a ello, y totalmente, están mis caricias.
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Un placer leerte. Saludos cordiales