Las tripas de Chernobyl

Este tiempo es un mar ahogado
que cabalga sin dirección
sobre ilusiones diáfanas.

“Todos estamos pasando por lo mismo”
sentencia cualquier voz de despensa llena.
“Pronto estaremos mejor”
declama el futuro
con el megáfono apagado.

No he nacido dos veces
pero ya he muerto un centenar.

Pido alas al cielo
y recibo huecos
olorosos a nada.

Al final del viaje,
navego en la promesa de regresar ileso
mientras leo el titular:
“Las tripas fundidas de Chernobyl
se están calentando.
Los científicos no saben por qué”