Oda a mi amada prosa.

En la esquina del ciego de la mirada perdida conocí a una joven llamada "Prosa" rozagante y hermosa princesa de caricias distantes, perfumada con la rosa de fuego, cubierta por un manto de besos enamoradas y otras veces furtivos; la primera vez que la ví sentí su penetrante mirada en mis ojos (fue como si escarbara en lo profundo de mi alma) Desde ese instante algo en mi cambió de una manera radical.
Empezamos a salir juntos y era como si una magia nos uniera; fui acostumbrándome a ella y ella a mí. Comenzamos a madurar juntos.
Desde entonces paso a paso me sigue a cada latido de mi pecho; conoce mis anhelos mejor que yo, casi como si leyera mi corazón y cada caricia suya me estimula a seguir viviendo.