La Razón de un Cambio

Deseo decirte que quiero cambiar.

Cambiar los inicios de mis versos
Por un poco menos de adjetivos;
Deseo cambiar quizás un par de pasos
Como borrando huellas en la arena;
Cambiar mi idolatría por los libros
Por un poco de páginas de realidad;
Deseo cambiar mis ideas inmaduras
Para entablar una memoria despierta;
Cambiar mi enfermedad callada
Por una píldora de naturaleza viva;
Deseo cambiar cómo logro escuchar
El sonido del grafito en el papel;
Cambiar algunos ladrillos rayados
Por algunas pocas ventanas;
Deseo cambiar la forma de ordenar
Los residuos cualitativos de mis ideas;
Cambiar mi letra hecha alambre
Por arte plasmado en la Historia;
Deseo cambiar las llamadas perdidas
Por un bolso lleno de susurros;
Deseo poder cambiar toda interpretación
Usada por el tiempo y detenerlo.

Solo quiero decirte qué debo cambiar.

Debo cambiar la tonalidad de mi voz
Elevándola de la calle hasta las aulas;
Cambiar mi sangre alcoholizada
Por el aroma de un mate en el ocaso;
Debo cambiar los conceptos de locura
Por reformas de insana reflexión;
Cambiar el orden cotidiano
Con total revolución de las ideas;
Debo cambiar de a poco el desierto
Por un mar que me empape de pedagogía;
Cambiar las coyunturas sociológicas
Por dogmas de viveza activa;
Debo cambiar mis ansias de volar
Con un poco de peso en mis zapatos;
Cambiar mis adicciones en la gula
Por la austeridad de la sequía extrema;
Debo cambiar los grilletes hechos de cables
Y diluirlos, como cadenas, hacia los olvidos;
Cambiar el pasado tan presente
Por un recuerdo en el ahora;
Debo cambiar mi fundamento propio
Por la impugnación del fundamento mismo.

Quiero decirte que quiero cambiar.

Quiero cambiar mi capacidad de hablar
Por un segundo de silente pausa;
Cambiar los diálogos de mis cicatrices
Por una monólogo de los pocos aciertos;
Quiero cambiar la fogata de mi timidez
Por un pequeño fósforo de audacia;
Cambiar, por ejemplo, las ropas nuevas
Por cómo se viste un muñeco en año nuevo;
Quiero cambiar el defecto de este muro
Por algunos tintes de serena libertad;
Cambiar esos frascos llenos de papeles viejos
Y llenarlos de lápices y de plumones
Y así querer cambiar tanto garabato perdido
Remplazándolos por hojas de algún arbusto;
Cambiar un rezo, y tal vez hasta una plegaria
Por el olor carmesí de una vela encendida;
Quiero cambiar las redes de mis atrapasueños
Por unas nuevas, un tanto más delgadas;
Quiero cambiar mi coqueteo con la muerte
Por un día de descanso sobre el pasto;
Te digo que quiero, debo y deseo cambiar
Pero eso sí, necesito que tú seas mi cambio.