RELOJ DE ARENA

poema de kassandra

Cuento corto; de la vida y la muerte. De una hija que sale impávida y minimizada del consultorio 12, lleva la noticia de una muerte anunciada a quien fuera su fuente de vida. La tristeza se apodera de su cuerpo y la termina matando antes de llegar a contarle a su madre la mala nueva. Podría interpretarse como una muerte real y también como una muerte metafórica pero, esencialmente, el mensaje proyecta el impacto en la vida de la familia de un enfermo terminal, en mi caso de una solitaria hija de madre soltera cuyo pilar se desborda en sus brazos como un reloj de arena. Una parte de mi historia vive en este cuento.
- - - - -
Los pasillos del hospital insistían en alargarse, empeñados en dilatar mis pasos dirigidos al precipicio número 12 de mi suplicio anunciado, pero era en vano, ya me encontraba sentada frente a mi homicida, escuchando a su boca dar rodeos hasta que, con una compasión terriblemente imitada dijo —el cáncer a habitado cada rincón de los pulmones, el pronóstico de tu madre es desalentador, lo lamento¬. Los dedos de mis pies comenzaron a contraerse y mi estómago junto con mi pecho estaban compitiendo por ver quien se estrujaba con más dolor. No tenía elección así que tuve que derrumbarme por dentro, de lo contrario mis ojos se tornarían rojos y los ojos rojos en la mayoría de los casos evidencian el llanto. Salí minimizada y transparente. Ella permanecía en la sala de espera, mis ojos, pese a mi pronunciada resistencia, al verla sonreír se empañaron estrepitosamente, me maldije, pues el pretexto que llevaba entre manos no combinaba con mis lágrimas y ella lo notaria. Suplique a los mismos pasillos se esforzarán en eternizarse para darme tiempo de repasar la sonrisa menos ilusoria. Esa noticia era mala por naturaleza, y cada paso no me conducía a anunciar una muerte, sino a contemplar la mía.
A cinco metros de mi madre mi pecho se entumeció, mi respiración se pausó y una luz cálida se apodero de mi campo visual, me despedí del cuerpo de veintidós años que ahora yacía en el recién trapeado piso del hospital, y me sentí tan ligera que por primera vez me alegré por la noticia que minutos antes me estaba matando.

Comentarios & Opiniones

Ney

Me encanta como abordas y presentas de manera tan fluida una situación que es en si, sumamente dolorosa. El como sutilmente llamas a la reflexión sobre el sentir e impotencia de quienes rodean aun ser querido que sufre una enfermedad terminal.

Critica: 
Ney

El cáncer en particular es como un hoyo negro que arrastra a su elegido (a) y a aquellos que les aman sin compasión ni piedad, dejando una inmensa secuela de dolor, tras el deceso de su victima. Gracias por traernos esta reflexión.

Critica: 
Ney

Un gusto leerte

Critica: 
kassandra

Saludos Ney <3

Critica: