Crónica Inversa II

poema de Julio

El mundo es mi arenero,
Mi patio de recreo.
Soy rey de este castillo,
Dios de esta secta.
La unión perfecta,
Entre ego y alcohol.
Ego que solo existe,
Cuando la timidez se desviste.

A pasos de gigantes avanzo,
Sorteando botellas y vasos,
Procurando que a donde me llevan mis pasos,
Sea donde mi cerebro quiere ir.
Voy buscando y buscando.
Rezando y pidiendo,
A Dioniso rogando,
Que me lleve hasta ti.

La euforia ebria,
De fugaz estancia,
Rápido deja una vacancia,
Dentro de mi.
La habitación que ocupaba,
Tiene un nuevo inquilino,
El temor repentino,
De no saber que decir.

Si bien gigante me creía,
Debió de ser una ilusión.
Ante ti menguo de tal manera,
Que parezco un simple botón.
Soy mocoso caprichoso,
Tonto e infeliz,
Al que su glotonería,
Hizo soñar con regaliz.

Te intento decir algo gracioso.
La broma queda en nada.
Tu sonríes,
Apartas la mirada.
En tu cara reflejada,
La vergüenza que sientes.
Murmuras entre dientes
y apartas la nariz.

Apesto a licor.
No tenía que haber venido.
Antes solo pensabas que era idiota,
Seguro que ahora te has convencido.
Me marcho dando tumbos,
Condenándome por mi patetismo.
No volveré a dirigirte palabra,
Tu deberías hacer lo mismo.

La ansiedad me zancadillea,
Haciendo de mi equilibrio un mito.
Mi cabeza se marea,
Haciendo del mantenerse un hito,
Demasiado difícil de acometer.
A un océano brumoso y profundo,
Mi cuerpo comienza a caer.
Mientras me hundo, solo pienso, ¿Te volveré a ver?