VIDA Y MUERTE
La presencia de un mar en los hombres,
mientras aquí en la tierra yace
y se irgue en sus propios párpados
los cadáveres ungidos en el huerto de su sombra.
Donde antes mi sexo en su estupor,
en plétora de tan inmaculada melancolía,
detrás de un dormitorio con el júbilo en el aire,
y la danza del humo en las gargantas heridas...
Permanecer como idea central,
que a todos mis delirios planteara su hipótesis
de una realidad ausente de memorias
en un plazo que solo la gélida flama de la pasión,
en un templo de bellos lirios,
conoce el dolor y el sufrimiento
de aquellos que beben y se embriagan de su gracia...
Solo este hacerse de palabras con cada significado
y aún así morir exaltados por la sangre
que fluye... y de muchos años en la luz,
por querer ser, delante de la oscuridad entrando,
el ladrón de la bruma por mi suplisio constante.
Sobre todas las cosas tornarse vacío,
en una nada que a mi inquisición invoca su llamado...
Solo ante mí contemplaba sus alas,
pero fueron descritas la agonía y el alma; desairadas,
como la brevedad del tiempo
de los salvajes...
a través del murmullo de estas impurezas...
Porque también las aves en su sádico jolgorio,
sienten la debilidad humana...





