Luz de piedra desolada

Luz de piedra desolada

Que el agua aclare las mentes obscurecidas por los soles robados

que el granizo ablande la tierra para que nos entierren el día que toque

que las horas alumbren el instante que aterriza sobre nosotros

que el amanecer sea un corte en la piel liberando el alma.

Así, podrá ser la retina el tacto que necesitan mis vertientes sanguíneas

como una lectora de la escritura circunstancial de la lluvia intensa

como visores de lo que yace bajo el torrente que se instala como pantallas

como la luz que jamás existió en la profunda y olvidada galaxia periférica.

Que la corteza de los pasos se encharque y disuelva dejando huesos diminutos y flotantes

que en su impulso se difunda en alas sosegadas por un viento antiguo

que en su altura sea solo una capa de seda imprescindible y casi inexistente

que en su delicadeza corone las rocas expulsadas del centro de la tierra.

Así, nuestros dedos serán solo extensiones de los peces que nos antecedieron

aquellos que fueron solo si mismos, que le dieron luz a un mundo muerto fuera de ellos

que utilizaron su único principio para ser una línea progresiva de pequeños infinitos.

Piedra desolada que me miras como un espejo

que contienes los ritos que dieron lugar a mis búsquedas incesantes

que construyes las sombras mágicas y destruyes las luces vacías

que domaste mi destino primordial por la cual daré mi vida sin saberlo.