La Rosa
Tu recuerdo es como una gota fría que desciende lentamente por mi espalda y va construyendo reminiscencias, amores, sonrisas y lágrimas. A veces te recuerdo, no es algo que me suceda muy seguido, pero, cuando cierro los ojos y te veo, sólo ese diminuto instante soy feliz y me siento tranquilo; aunque ya solo queden ruinas; aunque ya sólo habiten huellas cuidadosamente dibujadas en la profundidad de mi pecho.
Me gustaría saber que aún me recuerdas, que en tu día irrumpe mi recuerdo y que te hago reír y no llorar.
Fríamente, acariciando lo que queda de tus sonrisas, me inquieto y me pregunto: ¿En dónde habitaré en tu mente?, tal vez en tus dichas, tal vez en tu tristeza, bañado en lágrimas, unas lágrimas que me gustaría secar con mi mano y abrazarte, sintiendo levemente tu respiración; aunque ya todo se haya pintado color muerte, olor a olvido.