Tierra dura...
Cazuela de luna, elixir del cierzo,
en un plano muerto, la tierra, el desierto
y la alta culpa.
Funeral de sombra, en el cielo mieles
de los puntos fieles que son las estrellas.
Y en el portalón con el pecho seco en paseo hueco
dejando tinieblas.
Ata el cinturón que es patria salvaje, animal de traje
perdiendo cordura y saciada su hambre, vuelve a cárcel tumba.
En casa, en el lecho, yace la señora que finge, atesora
que ve en cada hora la vida de otra en propio reflejo.
En su vientre seco como una mojama, el licor de cama
ya no da derechos. Ella la señora con los ojos secos,
entierra los salmos que le dan dos palmos de rezar para dentro.
Él que ha consumido no quiere ni toca, la da las miajas de un beso de esposa.
En el cobertizo un chico tendido con el ano herido del sexo del viejo.
En el portalón como un gato neutro, el pobre conejo se sabe para arroz...
En sus posaderas derramado con sangre la fertilidad que se muere de hambre.
En la cama duermen cada cual sus cosas, el vientre de mármol, el vientre de tumba
va poniendo flores para sus amores no nacidos nunca. Y él con sus colores sueña
en los ardores del perfume seco del hombre travieso que juega a otros hombres.
Y el muchacho roto que nació sin vida, clama por la herida que le hace la tierra
con sus manos flacas va abriendo en etapas las tres sepulturas...
Fin.
Comentarios & Opiniones
Excelente, gran placer la lectura. Saludos Carlos Torres.
Gracias María, un abrazo.
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