TORO NEGRO

Ese toro negro, negro, negro,
con mirada de diamante,
que cada día me aguarda,
que siempre va por delante,
lo tengo frente a mi casa,
como ayer, como hoy,
como entonces, como siempre;
esperando que yo salga
para coserme a cornadas

Este negro toro,
que con mi vida no acaba,
me obliga a ser torero,
y lidiarlo sin muleta y sin capa;
cuerpo a cuerpo,
mi valor frente a sus astas.

En un volapié de sorpresa,
el toro aquí me gana,
y me deja malherido,
para hacer de esta mañana,
un monolito de suerte,
respuesta a la embestida
que mi muerte amenaza.

¡Qué grande es la ganadería!
¡Qué buenos sus sementales!
¡Cuánto las madres recrian!
¡Cómo crecen los erales!
que cada mañana yo tengo,
que vivir nueva agonía,
porque me espera a la puerta,
el nuevo toro de cada día.

Cuando los cuernos de acero,
mi cuerpo rendido taladren,
he de dar gracias a Dios,
por terminar esta lidia,
en los ruedos terrenales.

¡Cuándo acabará esta pelea!
¡Cuándo acabará esta porfía!
¡Cuándo tendrá lo que desea
el Mayoral de la ganadería!

Y, si esta ha de ser mi vida,
que doblen pronto los metales,
que quiero partir enseguida
hacia Ti, Mayoral de los ruedos siderales.