SOLO ESA

Hoy quisiera elevar mi clamor y mi repulsa
ante la ley que se manipula, se maneja y engaña.

Esa que los hombres acomodan a su antojo
e intereses, por cuánto ganan.

Esa que repugna al orden y la razón,
a los hombres de recta conciencia,
a sus incondicionantes almas.

¿Cómo se puede disfrazar
con caracteres de justicia bien aplicada,
lo que es vil atropello
de los derechos que igualan a los hombres
de libre pensamiento, de cualquier raza?

¿A qué espurios intereses obedece,
que nos hace perder en ella:
confianza, fe, caridad y esperanza,
al verla con iniquidad pisoteada?

¡Ay, las palabras que todo lo soportan y aguantan!
Peores que lobos disfrazados de corderos son,
que todo lo embarran, ensucian, trastocan y cambian,
para dejar en su camino,
putrefactas excrecencias
que perfección no aguantan,
que nadie se atreve a limpiar,
sopena de ver en el intento,
su propia existencia amenazada.

Hay una sola ley que me guía,
la que todas las almas llevamos grabada,
cualquiera que sea su condición,
religión, pensamiento,
origen o raza.

Es la "ley natural", la inalterable,
la que no cambia ni engaña.

A ella gustoso me somento,
a ella me entrego y cumplo con total confianza.