DESNUDO
El tiempo me ha ido desnudando,
sin autorización, permiso o consentimiento.
Ha entrado en mí, oculto ladrón,
por los entresijos del sentimiento.
En oscura noche, de una sola tacada,
me arrebató el tesoro de los besos,
valiosa reliquia que guardé desprotegida.
Me dejó: sin ídolo al que adorar,
sin altar, recuerdo ni hornacina;
sin santo al que servir entregado.
Mi templo ha quedado desierto, vacío.
Hasta las rosas que lo adornaban,
se las ha llevado para siempre.
Su rastro: desolación y muerte.
Es cuanto he encontrado al visitarlo.
Al cielo clamo por su justo retorno.
Me ha despojado de los atuendos
que revestían mi acogedor nicho.
Ahora: frío, inhóspito, desnudo,
perdido todo atractivo,
huída toda su ventura,
yace sumergido en el dolor
de la helada sustracción.
Ha quedado, como almendro de enero,
esperando nuevo soplo de luz
que vista sus desnudas ramas
con la bella flor de la esperanza.
Comentarios & Opiniones
Juan Antonio!que suertebleerte aquí.
Una obra que desde el comienzo hasta su final es grandiosa.
De corazón felicitaciones y abrazo.
Impresionante obra. La gracia se queda en la esencia, a pesar de perder mucha vistosidad en lo aparente.
Saludo cordial y hasta nueva obra.
Estimada Silvia: hoy me encuentro con ánimo para responder a su amable comentario. No sabe cuánto se lo agradezco y me llena de orgullo saber que mis letras llenan el sentir de algunas personas. Con mi reconocimiento y afecto, reciba otro entrañable