mis hijos

MIS HIJOS

¡Que alegría mis hijos! Cuanta energía junta, cuanta inocencia, cuanta belleza, infinito amor...

Me recuerdan a cada instante que mi compromiso con la vida se mantiene vigente, que mis luchas siguen y continuarán, que las mayores batallas aún están por darse, aún las tendré que librar contra todo evento, contra el odio y el rencor, contra el olvido, contra el desamor, contra la ingratitud...

Que mientras ellos existan y necesiten de mi yo seré su motor de impulso, y ellos mi mayor motivación, el estímulo fundamental para seguir avanzando, sin desfallecer, sin bajar la guardia, sin envejecer...

Aunque la vida, o lo que me queda de ella, se me termine en el proceso consumido todo por las llamas del día a día, así será hasta el final...

¿Y es que cómo no hacerlo?

Hijos míos ustedes son mi proyección y mi mejor legado para la humanidad, para el mundo, quizá lo único que valió la pena, que justificó el sacrificio de haberlo dado todo, de haberlo perdido todo, de haber sufrido tanto, de haber merecido mejor y recibido peor...

Ustedes sean tal vez lo único por lo que me recuerden, mi más significativo aporte, la única constancia de que mi paso por este valle de lágrimas no fue sólo pérdidas sino que también hubo ganancias...

Es que su existencia es lo que le da sentido a todo. Ustedes representan vida extendida para mi, continuidad de cuerpo y de espíritu, sentido de permanencia, constancia de haber pertenecido, de que si es verdad que hubo un propósito, un cometido, una razón para todo, de que no fui en vano, que mi amor vivirá en ustedes y a través de ustedes se transmitirá, continuará...

Ustedes son vida después de la vida y esa sensación de poder aún estar sin estarlo, de poder seguir viviendo por manpuesto, a través de la sangre, del linaje, de la carga genética heredada, de esos genes y cromosomas históricos, milenarios, evolucionados, misteriosos, llenos de secretos y de promesas de potencial humano por desarrollar, de sentimientos, de emotividad, de valor y esencia humanos...

Hijos míos yo ahí estaré para ustedes hasta el último aliento, bregando, guapeando, produciendo, cuidándolos, guiándolos, tomándolos de la mano, acariciándolos, amándolos más que a nadie ni nada en esta vida.

Y esa será mi recompensa, mi realización, estaré satisfecho porque sí valió el esfuerzo.

¡Ustedes lo valieron!

Gracias le doy al Todopoderoso por haberme dado la vida, por habérmelos asignado como tarea, por la lucha y por el aguante para superarlo todo y prevalecer.

JR
Diciembre, 2016