Tú... un alma en pena

Estuve asustado en mi propia oscuridad, estuve derramando un par de lágrimas innecesarias, estuve esperándote en la estación del tren a media noche tarareando aquella canción que cantábamos de camino a casa, aquellos momentos que nuestra sonrisa decía más que nuestros propios ojos en cada charla nocturna, aquellos ojos cafés que me dejaban paralizado con un simple contacto.

Solías tocar la guitarra para mí, mientras yo me perdía en aquellas hermosas melodías fabricadas por tus frágiles dedos, mientras que en aquel instante de éxtasis, mi mente volaba y se perdía en un mundo de fantasías en el cual ambos nos refugiábamos cuando todo iba mal. Recuerdo aquellas canciones que componíamos, cuando las cantábamos mientras nuestros ojos brillaban en la absoluta oscuridad de una desolada casa en medio de la nada.

A media noche corríamos en la penumbra, mientras tomabas mi mano para sentir esa seguridad que te hacía falta, éramos como dos niños tontos corriendo en un oscuro bosque de poetas malditos, de miedos ocultos entre árboles y de sombras cobardes que alguna vez corrieron felices en la luz pero terminaron uniéndose a la terrible oscuridad vagando y lamentándose, simples almas en pena sin alguna luz en su mirada.

Amor ¿no crees que podamos correr una vez más por aquel sendero suicida? ¿No crees que podríamos cantar hasta quedarnos sin voz? Regresa, quizá no es tarde para que tomes el tren de regreso a el mundo en el que habito, a mi verdadera libertad, para que escapes de aquellas cosas que te aquejan cada día, para que dejes de soñar con aquellos recuerdos de los dos en nuestro gran momento y te arriesgues a vivirlos por toda la eternidad solo a mi lado, para correr en medio de la selva recuperando nuestro espíritu juvenil que jamás se marchita, aún podemos ser aquellos amantes fugitivos y no convertirnos en aquellas sombras vacías de vidas pasadas que se esfumaron en un tren sin frenos.

Me lamento entre recuerdos, no tenerte aquí me hace correr en círculos, me hace perder la esperanza en un futuro, perder el brillo con el que mis ojos iluminaban el sendero a casa, perder la imagen de tu cara tan radiante y angelical, me hace prender fuego a las hojas que contienen aquellas canciones que fabricamos con tanto amor solo para iluminar mi oscuro sendero y evitar caer en agujeros negros creados por mi imaginación, aquella imaginación traicionera que te ve entre aquellas sombras vagabundas pero que mi corazón siempre va a negar, porque eres luz, porque cuando partiste en aquel maldito tren no fue un adiós para siempre, fue un "Hola" a la eternidad.

Comentarios & Opiniones

María del Rocío

Nostalgia y belleza plasmas en tu escrito, tristes recuerdo deja aquel que se ha ido. Muy bello. Saludos

Critica: