À Mochi, désir lent
Fuerte y osada como la brisa de cien otoños,
así tu cascada cobriza sobre tus hombros.
Paso lento pasa la vida sin queja ni asombro,
al verte radiante, sonrisa que espera sin brollo.
El tono marfil que te envuelve en porcelanas,
tan fácil de describir como dos cuerpos en llama,
que harían feliz a cualquier hombre si es que te ama,
que harían sufrir hasta los dioses si te da la gana.
Creo suponer que frases cursis ya no te enamoran,
pero las tardes mirando al cielo aún te apasionan.
Pues, tomados de la mano, cualquiera se emociona,
no se toma de la mano a alguien que no se adora.
Oh mujer, siempre rodeada de pétalos andantes,
que enriquecen la mirada de cualquier caminante.
Y entre risas y gracia es algo tan preocupante
descubrir tus cimientos marcados, así como antes.
"Tus palabras adornan la tarde tranquila y serena,
¿ahora deseas posarte en mi delicada melena?"
Los dioses nos han creado con intenciones claras,
¿prefieres tulipanes o claveles mientras te preparas?
Quizás la seda sutil que cubre tus encantos
hace lucir tu piel serena, esa que ando buscando.
"¿Qué pretendes hacer?" me dices jugando,
mientras mis dedos caminan hondo en tu regazo.
Habrá fiestas y festines, acabemos con el decoro.
"Respétame las ganas de lo lento, que es mi tesoro."
No pretendas evitar estas ansias entre cobijas,
aquí nos une la necesidad, así que vamos con prisa.
Estrecho el murmullo, estrechas las paredes,
¿adónde quedan las ganas de estos placeres?
"No te apresures" me suplicas más tiempo,
pero no pretendas detener a un lobo hambriento.
Uno a uno sus pétalos empiezan a caer,
"Baja las murallas que has cimentado."
El lobo, atónito, deja caer lo más preciado.
"No creas que someterás a la diosa del pecado."
Danzas de dragones dictaron sus juicios,
donde la cascada cobriza hizo festín en el sigilo.
"No pretenderás retroceder sin darme mi servicio,
no pretenderás tocarme sin antes darme lo que exijo."
Dulces aromas empezaron a llenar el lugar,
quizás era café de esa mañana o chocolate en su paladar.
"Quiero de ti tus besos y también tu lealtad incondicional,
quiero de ti tus locuras y todas tus mañanas al despertar."
Tus peticiones tendré que rechazar, mi querido clavel.
Duele tener que ser claro contigo, pero no puedo esconder
que antes de que acabe el camino, llegará la hora de desaparecer,
y tú y yo no estaremos unidos como anhelas en el amanecer.
"Es de tontos pensar que tú, siendo un mortal, en mí te fijarías,
con ímpetus y osadía de un picaflor en atreverse a coquetear.
Me encanta tu tez canela, que se encarna en ti lo maravilloso,
que abastece de vida al manglar de lo íntimo e indecoroso."
Los susurros los lleva el viento, los cantos los ruiseñores,
nos aguarda un largo aliento a los que amamos sin temores.
Soy osado en sentimientos, tú la más valiente entre las flores,
y aunque hoy me esté despidiendo, te anhelé más que mil canciones.