Marginación

El dolor se enciende
cuando una mirada te condena,
ahí nace el horror del dolido,
que deshuesa su alma entera.

Ser la desdichada victima
del abuso te corrompe,
dejas de ser para simplemente estar,
a merced de la barca de Caronte.

El oír morir a la felicidad
cuando te destrozan por no ser
como el rebaño, y ser el
único que surfea por las olas del caos.

Insultos, golpes y marginación,
bastardos malnacidos acosan con furor,
humillando a un jodido infante,
por ser gordo, feo, gay, tímido, débil
o mil crueles prejuicios que carecen de compresión.

Infancias rotas, juventudes rotas
y adultos rotos, fragmentados
por el odio de ser lo que son,
por culpa de una sociedad injusta.

El instaurar odio como premisa,
juzgar al distinto y jugar,
a hacerle añicos un corazón desnutrido,
es sin duda el mayor castigo posible.

Hoy mi pluma grita basta,
esta cansada de ver
descosidos corazones,
en miradas ausentes de confianza.

No quiero personas a medio hacer,
por culpa de infancias sin curar.

Cuidemos de los demás,
para que los abrazos sean sinceros
y sin miedo de puñales
ensangrentados con un áspero desprecio.

Dejemos vivir sin dolor,
el odio no es un digno vencedor,
pues la maldad no nace sin padres.

Hoy solo espero que este triste
poema vislumbre el horror,
y ayude desde su humilde nacimiento,
a crear sonrisas en corazones rotos.