La golondrina y la niña

poema de De Pando

Gypsy || Charlie Parker

Supongamos que esta fina existencia
que nos enlaza es una casualidad más.
Supongamos que estamos a solas
con la imaginación.

Déjame contarte esta pequeña fábula
que me tartamudeó una inocente niña
sobre el pájaro que decidió
no volar nunca más.

Se trataba de una golondrina cansada
de las copas de los árboles,
del soliloquio de las nubes,
de los nidos a medio hacer.

Esta alada compañera decidió
por voluntad propia habitar
a la altura de las flores.

Compartía cueva con un topo de confianza,
donde jugaba al escondite por los túneles.
Llegó a un acuerdo con las abejas
para ser catador de mieles.
Bajaba de las hojas el rocío
para que sus vecinos pudieran beber.
Cuidaba las raíces de los árboles,
perfilaba el césped con su pico,
tomaba el sol con las ranas.
Daba clases de solfeo a las cigarras,
aprendió a coser con las arañas.
Practicaba pintura en cada tronco,
aprendió a leer en los días de lluvia,
se declaró fan de los cuentos de Cortázar.

La niña decía que jugaba con ella al tres en rama
y que muchas veces empataban.

Veraneaba en la orilla de un lago
que le recomendaron una pareja de liebres.
Por supervivencia, hizo un pacto de estado
con todos los felinos de la zona,
a cambio, tenía que contarles historias sobre el mar.

Me contaba esta niña de la
que sobre todo recuerdo
su manera estar viva,
que el pájaro era feliz,
que en su libertad,
comprendió que los que vuelan
es porque no tienen donde estar.

Este pájaro apadrinó una Mantis religiosa
y le enseño el sentido metafórico
de comerse a su pareja.

Compartía néctar con las libélulas
que estaban de paso.
Organizaba excursiones nocturnas
con las luciérnagas de la zona.
Sembraba buganvillas y claveles por las esquinas,
desayunaba arándanos con las hormigas.
Contaba historias de vampiros a los murciélagos,
y estos, tenían miedo por convertirse en humanos.

Tras un buen rato escuchando
estas ensoñaciones fruto de la infancia,
eterna compañera de la fantasía.
Le pregunté a mi ya íntima amiga,
que por qué creía que el pájaro decidió no volar,
y ella en su desprevenida sabiduría me dijo:

"No vuela porque todo lo que necesitaba,
lo encontró cuando dejó de buscar"

Comentarios & Opiniones

ÁNGEL MENDUIÑA IRIBARREN

Me recordó al cuento del joven gato dando vueltas en círculos tratando de alcanzar su cola porque creía que allí se hallaba la felicidad. Un viejo gato le dijo: "Yo también pasé años persiguiendo mi cola hasta que me dí cuenta que al dejar de

Critica: 
ÁNGEL MENDUIÑA IRIBARREN

perseguirla era ella la que me perseguía a mí". Un fuerte abrazo.

Critica: 
De Pando

ÁNGEL MENDUIÑA IRIBARREN una historia muy interesante. Es un tema que nos acompaña desde la mitología, nosotros solo reinventamos los dilemas.

Critica: 
Centinela Azul

Hermoso relato, tan musical como grato en mi infantil aprecio.

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