2463

poema de De Pando

Estoy a 2463 kilómetros al norte
de todo a lo que podría llamar raíz.

No me criaron para tener miedo
siempre habrá un puchero esperándome.

Todo al que conozco
tiene la historia de una huida
anclada parcamente en la risa.
Entre forajidos nos comprendemos,
o al menos
nos escuchamos las miserias
y nos lamemos las soledades por un rato.

Aún no he llorado en este país
pero no hace falta derramarse
ni convertirse en nube
para saber que
nadie
sale
ileso.

Los colores son distintos
el mar me es ajeno
el sol no abriga
ni toca las palmas
pero se sienta a mi lado
y yo salgo a fumar
con la triste excusa
de charlar con él.

Los irlandeses sabe bien del éxodo
hablan desde la cercanía
desde su arcana dolencia.

El lenguaje es obstáculo
una torpeza dependiente
que me reconfigura el ingenio.

Hay tantas cosas que no tienen traducción
¿Cómo le explico a esta gente lo que es el duende?
he aprendido a hablar con las manos,
con las cejas, los hombros, las mejillas
he desarrollado un máster en onomatopeyas
e incluso he aprendido algo de gaélico.

Poco a poco
van dejando de llamarme Jesús
-extraño nombre que no me comprende-
Ahora soy Mr pando, buddy, fella, lad
el patrón.

Nunca llegaré a ser quien fui
levemente estoy convirtiéndome
resignificándome en una identidad
con la que a veces
puedo llegar a estar de acuerdo.

No estoy dispuesto a morir en la isla esmeralda
pero me hace querer sentirme vivo.
Sorprendente conquista.

Sea cual fuere el motivo de mi huida
ya no es tan importante.
Pocas cosas suelen serlo.

Le he cogido cariño a la lluvia,
y como sureño
significa que sobreviví.