Segundo viaje por Mademoiselle Guimauve

“Got me feeling drunk and high, so high, so high…”

Cuando las entidades recorren las paredes, cuando la penumbra se vuelve total, cuando el sudor se vuelve pesado y pastoso, siempre es necesario pensar en ella.
Es que solo ella aleja todos los dolores metálicos, solo sus repercusiones desplazan mis miedos, solo su sabor me hace sentir calma, un paraíso, extasiado…
Ha llegado cuando menos la esperaba pero cuando más la necesitaba, con sus torbellinos, sus maremotos, arrancando gran cantidad de polvo alojado en mí, llevándose la paz tacita y sustituyéndola por erupciones volcánicas.
Cada mirada fija muere con su contacto, cada palabra bella se ahoga en ella. Remolino de incertidumbres y secretos, de desgastes y premoniciones, princesa que juega a ser niña, ella que se mojas las botas con los charcos y deja raspadas sus rodillas, has llegado para salvarme y estoy agradecido.
Siento como un coro celestial levanta canticos de gloria mientras los pétalos de rosas blancas caen sobre mi tez, los querubines se han compadecido de mi, y sonrió filosamente por este hecho…
Henos aquí colocados ambos entre sospechosas casualidades que dan pie a esta rara sinfonía, que tanto nos gusta, que tanto nos mata.
Somos dos locos jugando a estar bien, intentando acostumbrarnos a las avalanchas del otro, y sinceramente es un placer ser abatido por usted.
Dulcemente ella ha coincidido conmigo, después de mil muertes, después de mil vidas. Entre un sinfín de dimensiones, realidades y alternativas el destino ha tenido un pulso envidiable.