Madre,Raiz de mi vida
poema de Jesante
Tus manos,
cansadas de tanto dar,
son el primer refugio
que conoció mi corazón.
Tu voz,
suave como arrullo,
me enseñó que el amor
no se dice solo con palabras,
sino con actos que iluminan los días.
Eres el sol
que no se apaga ni en la noche más oscura,
la sombra fresca
cuando el calor de la vida agota.
Madre,
has sembrado en mí
la fe, la fuerza y la ternura;
y aunque el mundo intente endurecerme,
siempre me devuelvo a tus abrazos
para recordar quién soy.
A ti,
que callas tus dolores para darme sonrisas,
te debo todo,
y mi promesa es clara:
cuidar de ti
como tú has cuidado de mí,
hasta que el último latido
nos vuelva a encontrar en el cielo.





