Muérgano

poema de Jean Pierre

Nada está marcado en esta vida, uno mismo forja su camino y ese camino forja tu destino. Para bien o para mal la decisión es tuya y esto siempre se da, sin precedentes de escusas o látigo de dolor. Tuviste la capacidad de poder razonar sobre tus acciones e imaginar las consecuentes a estas. La culpa no es de nadie, ni si quiera la tuya. Solo fuiste una víctima más del ahora y del mañana, del desborde del libido, de una desilusión…

Muchos piensan después de actuar y corren sin aun saber caminar, trayendo lagrimas después de la alegría y poco consuelo para el dolor.

Como un bumerang tus acciones y tú un blanco preciso al cual volverá. No tienes brazos para recibirlos pero si pudiste lanzarlo, ahora este viene directo a ti. Dejó de ser algo que podías tomar y arrojar, ¿Ahora es un problema verdad? La trayectoria fue dura e iba causando destrozo por donde pasaba. Llanto y dolor era el único rastro de aquel objeto.

Ya está cerca, y ahora su tamaño es enorme. Nadie desea ayudarte y todos observan con burla y desprecio lo que está por suceder. ¡Malos amigos! , ¡Inhumanos! , ¡Gente hipócrita! Se escucha salir de tu boca con un tono de enojo y miedo.

Tan de repente, casi instantáneo a lo que dijiste, como si se tratase de algo mágico, aquel objeto tomo un tamaño inimaginable para ti. ¿Nunca pensaste que iba a volver de esa manera cierto? Pues ahí lo tienes, enorme y lleno de odio, se tornó de un tono muy oscuro y ahora lo decoran lenguas de fuego.

Ya está muy cerca… ya casi te pega… pero un movimiento tuyo interrumpió la atención de todos. La compasión te fue dada y ahora puedes moverte. Correr la única salvación, más dicho objeto no se detendrá, su velocidad es mayor a la tuya, sin embargo tienes un punto a tu favor, el miedo acelera tu paso y tu esperanza va muriendo con cada uno que das.

A lo lejos se observa algo, va mucho más allá de lo que tu mirada divisa, mucho más allá de donde la luz ilumina, quizás no tenga fin, quizás no tenga inicio, pero eso queda a un lado porque sabes que solo hasta ahí llegaras. Te resignas a perder y te aferras a la alegría que eso causa a quienes tanto daño hiciste.
Caes al suelo y te echas a llorar teniendo en cuenta que serán tus últimas lágrimas.

¿Qué puedo hacer? Se escucha de ti en tono de llanto y desesperación. ¿Qué pudiste hacer? Una voz angelical responde. Rápidamente tu imaginación se activa y ves la cosas buenas que fueron posibilidades en ti. Quieres ver quien fue aquel que dijo eso y responder a su pregunta muy apresurado. Tratas de ponerte de pie y alzas el rostro limpiando toda huella de lágrima. Observas frente a ti y ves tu vida pasar.

Se te acabo el tiempo. Aquel objeto llego a ti destruyéndote de inicio a fin, sin dejar rastro alguno de tu cuerpo o tu alma. El único recuerdo que estará presente en este mundo es el daño que causaste en aquellos que observaron tal suceso, el mismo daño y dolor del cual estaba hecho aquel objeto que acabo con tu vida.

Nunca supiste quien fue ese hombre que hizo aquella pregunta. Tal vez algún día lo llegues a ver allá , o quizás no , porque si de algo estoy seguro es que tu estadía ahí será con quien está en su contra , aquel que , sin darte cuenta , fue el piloto que tuvo el control de todas tus acciones durante este tiempo y único causante de tu muerte. Aquel quien dirigió tal bumerán hacia ti y puso esa pared para que no escaparas. Fuiste presa fácil aunque creyeras ser muy sabio. Como si se tratase de un pequeño ratón caíste en su trampa y jugo contigo, fuiste por alimento y encontraste la muerte. No supiste valorar lo que tenías y algo mucho más trágico, nunca supiste el significado de la palabra amor.

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