27 AÑOS

Tengo veintisiete años, con el alma de una niña de seis que pide ayuda.
Tengo veintisiete años y un corazón de ocho que mira a su padre como héroe aunque está huyendo.
tengo veintisiete años con los chonguitos de una niña de nueve que se despide de su madre sin saber que es la ultima vez.
Tengo veintisiete años y una piel de dieciséis con tatuajes que dicen
“Quítame los dedos de encima”
Tengo veintisiete años y me duelen los pies de tanto correr, me sangran los oídos por las voces que no paran.
Tengo veintisiete años y la garganta destrozada por gritar aunque nadie me escucha… porque dicen que siempre he sido fuerte.
Estoy harta de ser la fuerte, que nadie cuide sus palabras conmigo
porque parece que nada me hiere.
Mi familia me ha puesto en la espalda sus frustraciones, fantasmas, culpas y miedos
porque a mi nada me duele.
Tras el abuso no lloré, tras el abandono de mis padres no lloré, tras la humillación de la abuela no lloré, porque soy fuerte —dicen.
Ojalá tuviera tu coraza —dicen. Soy un farsante ¿no lo ven?
Una mujer de piedra con interior de arena movediza, que se retuerce y se hunde.
No aguanto el aire, me estoy ahogando, no tengo fuerzas, mi estómago está lleno de lagrimas que tragué en embudo, mi pecho está marchito, me estoy quebrando con el ligero roce de una caricia, nunca hubo acero ni hierro.