De vez en cuando

Es cierto,
a veces en cada exhalación que da mi alma
se liberan las tormentas camufladas con el tiempo,
las promesas desechadas,
los recuerdos en silencio.

Se liberan los errores,
se abandonan las sonrisas,
no de esas robadas entre el sol y las estrellas,
esas usadas como máscaras,
aquellas diseminadas por la brisa.

Se aullentan las austeras miradas,
no las reales, las fraudulentas,
las que indagaban entre calumnias,
entre montañas y neblinas recías.

Y fallecen mil cadencias
y luchas empobrecidas,
mil bostezos en descanso
entre campos a medio día.

Y vuelan mil colibris sinceras,
con la tristeza en sus alas, enrredadas en cadenas,
con las melodías reídas
y la garganta decierta.
Vuelan los recónditos amores
y las manos desconocidas en tierra,
palabras que nadan en cenizas
palabras que invaden mis venas.

Fallecen las ideas entre el atardecer,
fallece el golpe del temor,
fallece la oración ensordecedora
y los pacitos silenciosos en un rincón.

Mi alma se libera de vez en cuando
y cuando lo hace;
llueven vientos,
vuelan pisadas,
se libera entre papeles de vida
y sensaciones sin ser amarradas.
Con mágicos tonos esmeralda,
bajo ciertas flores risueñas,
arriba del sueño de la esperanza,
con el pasado sin dueños,
sin culpa,
sin barrreras.