.doscorazones

poema de Javier Pineda

El siempre y el nunca se desvanecen cuando se utilizan como muletilla y el amor incondicional surge cuando en el no se utilizan.
Me crea envidia la mirada de una madre y un hijo, en algún momento estuvieron conectados por un cordón de vida.

Eso es inigualable, inexplicable o eso me han contado.
Se crea una formula mágica, aplicable a muchas situaciones de la vida.
Complicidad, confianza y aceptación igual amor incondicional.

Esa madre valiente que sur~fea su vida irregular, lucha por su criatura, no le faltan razones,
hace tan sólo unos meses en su interior latían dos corazones.

Flotaba en el ambiente la incertidumbres, el miedo y la sensación de ser precoz en madurez.
Pasó de ser no deseado al mejor regalo que le podían ofrecer.

Un padre irresponsable de aquellos que no maduran y que no esta ni en las malas ni en las más duras.
Le acobardó el realismo de la situación al fin y al cabo el no la parió.

Se construyen muros invisibles entre uno y otro, cada uno tira de un extremo de la cuerda.
La tirantez pesa como un ladrillo que lastra una vida, unas ideas, unos valores, una filosofía.
La niña llora de madrugada la madre nuevamente se levanta ya que a el se le olvida lo que no le hace falta.

Aquello que no es cuantifica-ble no interesa, prefiere evadirse a vivir el drama, prefiere no estar en casa a ser al que su niña ama.

Crudo panorama, débil de personalidad, tiene el mango sujeto con la mano izquierda y con la derecha
el sueldo que a la niña mantendrá.

Ningún juez regalaría la custodia a la que se desvive Cómo demostrar que él se droga en casa y parece que lo exhibe?

La niña que maduró precozmente vive desolada, angustiada, le pesa el alma.
No cabe duda que lo hace por ella, por esa criatura risueña, revoltosa, astuta.

Nació con el carácter guerrero de una madre que no tuvo figura paterna, serán los años que le han enseñado a ser una mujer de los pies a la cabeza.
Una mirada honesta al espejo cada mañana le hace recuperar la confianza.

No perder la sonrisa como signo de identidad y dar lo poco que tiene forma parte de su personalidad.

Como acabar el cuento de la doncella solitaria, habrá que escribir nuevas páginas, lo que esta claro es que ella es la protagonista de su vida y su hija la inspiración,
coge papel y bolígrafo y acaba con el calvario de esta situación.

Que los quilos que perdiste por el disgusto valgan la pena,
bien sabes que el amor que sientes hacia tu hija te convierte en una verdadera guerrera.

Javier Pineda,