.arte

El que sigue la consigue he aquí el refrán.
Sería como remontar un torrente tortuoso
o remar por un rió sólo.

Seguiremos echando leña,
cocinando a fuego lento.
De nada me arrepiento
sólo de no haber arriesgado más.

Pero, como arrepentirse del pasado
cuando esto obstaculiza el futuro,
me callo y tus comentarios dejo nulos.

Moje la punta de mi vivido dedo
y lo acerque al papel,
sabiendo que pasar página
no es difícil si sabes porque.

Supe poner la foto a contraluz para ver la perspectiva,
alcance el cielo sin agua bendita
y me dedique a educar mi consciencia escondida.

Los libros de auto-ayuda dieron su fruto,
lo que con el tiempo esta también se pudre.
Todos hablan de lo mismo,
todos son pensamientos hechos con el material de las nubes.

Se ven pero no se tocan,
sencillas pero impracticables.
Se desvanecen las ideas mientras nadie las abrace.

Que soy sino más que polvo.

Extraordinaria alma viva.

Que le diré a mis hijos cuando un robot acune su vida.

El arte deberá evolucionar si no quiere morir en el intento
tendrá que trascender a un universo paralelo.
Me niego a que se almacene en un “pendrive”
ni en un disco duro.
Me niego a dejarte ir,
ahora que me estás dando rumbo.

Como el viento que empuja mis velas,
como el fuego que sacude al carbón,
como el pegamento que pega una suela
o un parche que arregla una rueda.

O un grito que me salva del atropello.
Intento pisar con calma a ritmo de talón-punta.

Los años me han hecho cambiar el gusto por las cosas,
como el color favorito o la marca de la ropa.

Igual que el arte efímero y complejo
que ni yo mismo entiendo,
el mismo que me fascina y por eso
en el me quedo inmerso.

Procuro depositar y juntar toda mi delicadeza en cada verso.
Cuando no leo escribo y cuando no creo.
Creo que no es malo el camino de los sueños.

Javier Pineda,