Diario

Todo era oscuridad a mi alrededor. Solo el golpear de un sonido permanente daba ritmo a mi vida. A veces sonidos de voces, gritos y lamentos de distintos tonos, acudian a mi. De toda aquella masa informe de percepciones una voz me era mas familiar que las demas.

Llevaba varios dias e incluso puede que meses que me sonaba diferente. Yo tambien me sentia distinto en estos últimos días, aunque ausente de referencias percibía un cambio de entorno o de situación y sentia predisposición a la lucha, a un enfrentamiento con un enemigo enmascarado de desconocimiento.

En el presentimiento de la dura batalla que me esperaba, no me sentia absolutamente solo, aunque este podría parecer mi estado a simple vista. Me sentia ayudado por ese entorno próximo y sin contornos, aunque he de reconocer que un miedo discreto pero en constante crecimiento se iba apoderando de mi.

Tras el velo envolvente de mi existencia se filtraban las duras realidades del exterior. Los gritos desconsolados de los que quieren mas justicia en sus vidas, las voces sordas de los bosques, los rios y los mares pidiendo clemencia, la impotencia dolente de los espectadores del dolor y la muerte ajenos.

Sabia de lo insostenible de mi estado, pero el futuro me aterraba en su difusa imagen de adversidades advertidas.

Mi entorno se contraía en contorsiones de amor y rechazo, de pasión y odio, contenidos por la impasividad de lo que tenía que suceder.

Voces alteradas, volvían a mi, se palpaba la agitación, el incremento en la pulsación vital, todo parecía dispuesto para la gran batalla.

Sentí entonces la angustia del rechazo, aquel hogar que me había acogido, alimentado y protegido me empujaba al vacío, con la violencia de la urgencia, todo se transformo en aplastamiento, dolor, tensión y desafio. Y subitamente una calma infinita se apodero de mi, todo era mas intenso, mas primario, mas directo, las voces eran insoportablemente agresivas, abrasadoras luces rasgaban la traslucida pìel de mis párpados. Respire la inoportunidad del momento, pero en mi rehuse solo me limite a callar y permanecer inmovil, pero con la hiriente certeza de un rayo senti la presencia del autentico dolor, algo habia golpeado mi cuerpo y fue tan distinta la agresión, tan dolorosa su huella que sin pensar abandone mi estrategia de silencio y rompi en un llanto descontrolado y eterno, abrí los ojos y me vi suspendido e inverso, pero vivo, había nacido.