CESÓ LA HORRIBLE NOCHE

Ojalá que no nos mientan
y se burlen en nuestra cara,
ojalá que bajen las armas
y nos maten a abrazos
y nosotros
a ellos
con el perdón de nuestras lágrimas.

Ojalá que sea el fin
de una guerra estúpida
como son estúpidas todas las guerras
si no son los besos las balas
y morir no es de alegría
o a carcajadas.

Ojalá que salgan de allá,
de aquella tierra olvidada
y que empiece a cicatrizar
este pedazo de cielo,
esa selva demacrada,
este país que nos ama
y pareciera que nosotros
y nuestro orgullo
lo odiara.

Ojalá que vengan
y no se vayan,
que saluden a los campesinos del Cauca,
a los indígenas de la Guajira Alta,
que olvidemos las armas
y explotemos en libros
e inversión agraria.

Ojalá que en mi país salga el sol
y no sean solo palabras,
que no se hable de paz,
que se haga,
que al final del papel diga
que no volverá la solución armada
que cese la horrible noche
y la invencible luz nazca.

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